Como padre dedicado al cuidado de un niño con TDAH, es completamente natural que te preocupes por encontrar las formas más eficaces de apoyarlo. Lo más probable es que busques orientación sobre el tratamiento, la gestión de sus comportamientos y la creación de un entorno enriquecedor en el que puedan prosperar.
La buena noticia es que, con el enfoque adecuado, el TDAH puede tratarse con éxito. Sin embargo, plantea importantes interrogantes: ¿Cuál es el tratamiento adecuado? ¿Y cómo puedes tú, como padre, ayudar mejor a un niño con TDAH?
Cuando se trata del tratamiento del TDAH, hay dos maneras de enfocarlo:
Además, es esencial tener en cuenta que el TDAH es un trastorno neuroconductual. Esto significa que puede afectar a la concentración del niño y provocar comportamientos impulsivos. Por lo tanto, para manejar eficazmente esta condición como padre, es crucial:
Dicho esto, empecemos por explicar qué es el TDAH y sus subtipos.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una afección crónica del neurodesarrollo que afecta a muchos niños. Suele prolongarse hasta la edad adulta y, si no se trata correctamente, puede causar problemas.
El TDAH se caracteriza por una combinación de dificultades persistentes, entre las que se incluyen:
Además de los síntomas básicos mencionados, los niños con TDAH también pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones, experimentar ansiedad en relación con la escuela, problemas de autoestima y dificultades académicas. Aunque algunos individuos pueden experimentar una mejoría de los síntomas a medida que envejecen, otros siguen lidiando con el TDAH durante toda su vida.
No obstante, con el apoyo y la intervención adecuados, las personas con TDAH pueden aprender valiosas estrategias de afrontamiento y desarrollar las habilidades necesarias para llevar una vida plena, gestionando y adaptándose a sus rasgos y retos únicos con éxito.
Según Johns Hopkins Medicine y ADDITUDE, existen tres tipos principales de TDAH, a saber:
1. Tipo combinado: El más común
Este tipo de TDAH se manifiesta con una combinación de comportamientos impulsivos e hiperactivos. Estos dos comportamientos van acompañados de dificultades para mantener la atención y distraerse con facilidad.
Por lo tanto, si tu hijo muestra inquietud, actúa impulsivamente sin tener en cuenta las consecuencias y le cuesta concentrarse en las tareas o seguir instrucciones, tiene este tipo de TDAH.
2. Tipo Impulsivo/Hiperactivo:
Los individuos con esta forma de TDAH muestran principalmente comportamientos impulsivos e hiperactivos sin una falta de atención o distracción significativa. Pueden tener dificultades para controlar sus impulsos, realizar acciones precipitadas y mostrar una actividad física e inquietud excesivas.
3. Tipo desatento y distraíble:
El tipo inatento y distraíble del TDAH se caracteriza predominantemente por retos relacionados con la inatención y la distracción, con una hiperactividad mínima.
Los niños con este tipo de TDAH pueden tener problemas para prestar atención a los detalles, mantener la concentración en las tareas y, a menudo, parecer olvidadizos o fácilmente influenciables por estímulos externos.
Este trastorno neuroconductual puede repercutir significativamente en los niños, afectando a diversos aspectos de su vida. Para que veas cómo puede afectar el TDAH a tu hijo, aquí tienes algunos de sus efectos:
Los niños con TDAH suelen tener dificultades para mantener la atención, lo que les impide concentrarse en las tareas, seguir instrucciones o completar trabajos escolares. Pueden distraerse fácilmente con estímulos externos o pensamientos internos, lo que dificulta su capacidad para centrarse en actividades esenciales.
Un niño con este trastorno puede actuar con rapidez y eficacia sin tener en cuenta las consecuencias, interrumpir a los demás durante las conversaciones o tener dificultades para esperar su turno.
Muchos niños con TDAH muestran altos niveles de hiperactividad, que se manifiestan como inquietud, intranquilidad e incapacidad para permanecer sentados. Pueden tener una sensación interna de inquietud, y su exceso de energía puede llevarles a realizar acciones impulsivas.
El TDAH puede afectar al rendimiento académico debido a las dificultades de atención y concentración e hiperactividad del niño, y a problemas de autoestima.
Su comportamiento impulsivo o su dificultad para mantener la atención durante las conversaciones pueden provocar malentendidos o conflictos con sus compañeros. Como consecuencia, pueden tener problemas para entablar y mantener amistades.
El TDAH puede afectar a la regulación emocional del niño, provocando arrebatos emocionales o dificultad para controlar la frustración y la ira. Los niños con TDAH pueden experimentar emociones exacerbadas, cambios de humor y dificultad para controlar los impulsos durante situaciones emocionalmente cargadas.
Las dificultades con el rendimiento académico, las interacciones sociales y la regulación emocional pueden afectar a la autoestima del niño. Los niños con TDAH pueden sentirse frustrados o ansiosos por sus dificultades, lo que afecta negativamente a su autoestima y bienestar general.
Por supuesto, en medio del torbellino de emociones fuertes y estrés abrumador, puede llegar a ser inmensamente difícil mantener la paciencia, tanto con nosotros mismos como con nuestros hijos. Pero es posible cultivar la paciencia y la comprensión al tratar con los síntomas del TDAH de su hijo.
Esto significa que debes empezar a incorporar a tu vida técnicas tranquilizadoras, mindfulness y autocuidado. Al hacerlo, puede mejorar significativamente nuestras habilidades como padres. Adoptar la autocompasión y desarrollar una mayor tolerancia hacia las dificultades de tu hijo puede conducir a transformaciones positivas.
En particular, la compasión de los padres se erige como una de las intervenciones más eficaces y basadas en la evidencia para gestionar los retos del TDAH.
He aquí 12 valiosos consejos para ayudar a un niño con TDAH:
Como padre, gestionar sus propias emociones es esencial cuando se trata de un niño con TDAH. Practicar la paciencia y la autoconciencia puede ayudarle a responder a situaciones difíciles con calma y empatía. Cuando los padres modelan la regulación emocional, pueden influir positivamente en la capacidad del niño para gestionar sus emociones de forma eficaz.
Los niños con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse y procesar la información. Darles instrucciones claras y directas, con contacto visual o señales físicas suaves, puede mejorar su comprensión y su cumplimiento. Reducir la ambigüedad ayuda al niño a saber exactamente lo que se espera de él.
Los niños con TDAH pueden sufrir críticas con más frecuencia debido a su comportamiento. Para contrarrestarlo, los padres deben hacer un esfuerzo consciente por reconocer y elogiar los comportamientos positivos. Los elogios y recompensas frecuentes pueden aumentar la autoestima del niño y animarle a seguir demostrando una conducta deseable.
Desarrollar habilidades sociales sólidas es crucial para que un niño con TDAH pueda relacionarse con éxito. Como padre, puedes ayudar siendo un modelo positivo y enseñando señales sociales y comportamientos adecuados. Organizar citas para jugar o participar en actividades con compañeros también puede ayudar al niño a desarrollar amistades.
Es esencial crear un entorno propicio para las tareas concentradas. Reducir las distracciones, como apagar la televisión o limitar el ruido durante los deberes, puede ayudar al niño a concentrarse mejor. Además, ofrecer opciones limitadas permite al niño tomar decisiones sin sentirse abrumado.
Asegurarse de que el niño mantiene unos hábitos saludables puede influir positivamente en sus síntomas de TDAH. Esto incluye seguir la medicación prescrita, mantener patrones de sueño constantes, consumir una dieta equilibrada, mantenerse hidratado y realizar actividades físicas regulares para liberar el exceso de energía.
El desarrollo de rutinas estructuradas para los deberes y las tareas domésticas proporciona previsibilidad y ayuda al niño a mantener el rumbo. La creación de listas de control, el uso de planificadores y la incorporación de descansos o movimientos entre tareas pueden ayudar a su concentración y productividad.
Unas normas claras, sencillas y coherentes ayudan a los niños con TDAH a entender los límites y las expectativas. Colocar las normas en un lugar visible y utilizar un sistema de recompensas puede motivarles a seguirlas e interiorizar comportamientos positivos.
Colaborar con la escuela del niño es esencial para garantizar que recibe el apoyo y las adaptaciones adecuadas. La escuela puede proporcionar servicios educativos especiales y estrategias para atender las necesidades de aprendizaje únicas del niño.
Enseñar al niño técnicas de relajación y enraizamiento, como la atención plena o ejercicios de respiración profunda, puede ayudarle a controlar la inquietud y los sentimientos impulsivos. Estas técnicas pueden favorecer la regulación emocional y reducir la ansiedad.
Los niños con TDAH pueden enfrentarse a retos y a que los demás les juzguen, lo que afecta a su autoestima. Como padre o madre, puedes ayudarles fomentando un diálogo positivo con ellos mismos, reconociendo sus logros y destacando sus puntos fuertes y sus contribuciones.
Reconocer que buscar ayuda y apoyo es un signo de fortaleza, no de debilidad. Crear una red de apoyo de amigos, buscar orientación profesional o participar en comunidades online de TDAH puede ofrecer valiosos recursos y comprensión en momentos difíciles.
Aunque el TDAH se suele asociar a los niños, ahora se reconoce que en muchos casos puede persistir en la edad adulta. De hecho, se calcula que entre el 2,5% y el 5% de los adultos padecen TDAH.
Además, los síntomas del TDAH en adultos suelen ser similares a los de los niños, pero pueden presentarse de forma diferente debido a los retos y exigencias de la vida adulta. Algunos de los síntomas comunes del TDAH son:
En conclusión, la crianza de un niño con TDAH requiere un enfoque exhaustivo y compasivo que reconozca las dificultades particulares que experimentan. Los padres, profesores y otros cuidadores deben desarrollar una comunicación abierta y comprensiva para ayudar al niño a prosperar en un entorno de apoyo.
El crecimiento de tu hijo puede verse favorecido de forma significativa por la aplicación de rutinas regulares, el establecimiento de expectativas claras y la recompensa de los comportamientos deseados.
Además, la colaboración con expertos médicos para explorar alternativas terapéuticas adecuadas, como tratamientos conductuales y, en caso necesario, medicamentos, puede mejorar el bienestar y el éxito general del niño.
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